desde París...

... con amor

SOLÈNE & GUILLAUME

Solène & Guillaume son originarios de París pero Guillaume pasó gran parte de su niñez vacacionando en Mallorca en casa de sus abuelos, en el valle de Sóller, y tiene una relación muy cercana con la Serra de Tramuntana -que cautivó a Solène- y por ello decidieron casarse en Son Marroig, reservando la finca con nuestra guía un año y medio antes del enlace.

Tuvimos el placer de ayudar a esta joven e ilusionada pareja cuya historia y compromiso es digna de un guion de película romántica.

Se conocieron en un local de citas en París hace 8 años y ese día ambos sintieron que se conocían desde siempre.
Una tarde Solène regresó a casa y descubrió una bolsa y un gran ramo de rosas con una nota que ponía: ”Vístete con este vestido que encontré para ti y ven a reunirte conmigo en el lugar donde nos besamos por primera vez.” Allí, cerca de un palacio parisino, Guillaume la invitó a tomar una copa y le explicó todos los motivos por los cual deseaba pasar la vida con ella… y Solène, rendida de amor, no pudo negarse.

Los preparativos fueron muy cuidados; la comida , los vinos y la fiesta eran una prioridad. Contamos con la ayuda de Ainere Catering y con su sumiller preparamos una cata de vinos que degustaron en la prueba de menú y los ayudó a decidir las cepas y cosechas mas apropiadas para la ocasión.

La decoración seleccionada, sutil, delicada y mediterránea, conjuntaba con la esencia estilística de la pareja.

El azul del mar presente en los cojines, fanales y bases cerámicas y también los limones representantes del valle de Sóller iban a juego con el estiloso traje a medida que llevó Guillaume de la firma Artling con zapatos de Bobbies.

La novia lució un elegante vestido del diseñador independiente Oliver Freine con zapatos de Sezane y un peine para el cabello de Maison de Guillemette.
Su ramo de novia debía ser como ella: fino, bello, clásico pero muy natural. Para ello utilizamos eusthoma, thlapsis, rosas, rosa pitiminí, pittosporum, olivo y verónicas para dar un movimiento desestructurado.

Todos los asistentes llevaron sombreros para protegerse del sol, incluidos los novios. En esta ocasión, la ceremonia se montó con bancos vestidos de forma asimétrica para dar más amplitud al espacio del pasillo nupcial.

Diseñamos la cena con dos grandes mesas imperiales ubicadas a lo largo de la gran terraza. Ambas fueron vestidas con mantelería blanca, bajo platos de ratán, servilletas de lino color piedra y dos modelos de vasos de color para dar un juego de contraste pero también para conjuntarlos con el motivo de la tela lenguas mallorquinas que tenían los frasquitos de mermelada (regalo de los novios para sus invitados).
El centro de las mesas fue decorado con centenares de velas y fanales de cristal iluminados, arreglos de olivo y limones.
El modelo de las sillas escogido fue el Napoleón, tributo al gran emperador francés.

Las preciosas fotos de la boda estuvieron a cargo de http://www.cristiantrujillo.es

Contamos con la colaboración de https://shadhaagliata.com en las imágenes de pág. 26, 27 y 28, y su maravillosa puesta de sol.